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Oyendo, Reconociendo, Actuando William Marrion Branham

Oyendo, Reconociendo, Actuando MP3 - William Marrion Branham

60-0607

Cita del Mensaje de William Marrion Branham:
Como cuando Uds. Pentecostales primero empezaron hace como cincuenta años, bueno, las iglesias dijeron que Uds. eran “un montón de idiotas. Bueno, el fuego se apagará en veinticuatro horas”. Dijeron: “No quedará nada de eso”. ¿Qué es? No se ha apagado; se ha avivado. Amén. La iglesia Pentecostal está en marcha; tiene la mayoría de las conversiones. La revista Católica, “El visitante del domingo”, lo tenía ahí no hace mucho, que ellos tuvieron más conversiones que cualquier otra iglesia que había en el mundo, en el período de un año. ¿Qué es? Hombres en fuego, hombres que han estado junto a la zarza ardiendo, hombres que han oído, reconocido, y actuado sobre Su Palabra. A ellos no les importa lo que les llamen; es una primogenitura. A ellos no les importa lo que el... en dónde tienen que predicar, o si es en la esquina de la calle, o allá en el granero, o en donde sea. Ellos predicarán el Evangelio, porque ellos han oído y reconocido que es Dios. Y ellos actuaron sobre ello, y el Espíritu Santo vino. Sus corazones están ardiendo con celo. Ellos deben ir, joven o anciano, o lo que sea, él va a los campos, ¿debido a qué? Dios lo llamó. Dios así lo dijo; eso lo concluye. 39 ¿Qué si El llevó a Elías al Monte Carmelo...? Cuando él... Me lo imagino allá arriba, y toda esa otra gente clamando y diciendo: “¡Oh, Baal!, ven y haz ciertas cosas”. El dijo: “Mátenme unos bueyes y pónganlos allí sobre eso”. Y consiguieron toda el agua y la derramaron allí sobre eso. Ellos pudieran haber pensado: “Bueno, ese pobre fulano anciano. Como Uds. saben, algo está mal”. Quizás Elías, si–si Dios no le hubiera hablado a él, él pudiera haber dicho: “Mira, espera un momento; es mejor que yo esté seguro de esto. Quizás ese fuego no caerá”. ¡Oh!, no pudiera Ud. imaginarse a Elías diciendo eso. Porque Dios le había dicho así. El reconoció que era la Voz de Dios. El dijo: “Traíganme barriles de agua. Derramen esos barriles de agua encima de eso. Yo sé que el fuego va a caer”. ¿Por qué? El tenía que poner las cosas en orden. El había oído; él–él recibió; y él estaba actuando sobre lo que Dios le dijo que hiciera.

Si Uds. no creen que Dios les dará a Uds. el Espíritu Santo, oíganlo, reconózcanlo, vengan aquí y vean si El lo hará o no. Uds. vengan con un corazón limpio. Vengan con una sincera... voluntad sincera y rendida a El, y créanlo Uds. con todo su corazón; dense cuenta qué sucede. Sí, señor. No es una concepción intelectual de algo mental que Uds. han tenido. Si Dios, dentro de su corazón, los está llamando, El los llenará con el Espíritu Santo tan cierto como mi nombre es Bill Branham. El de seguro lo hará, si Uds. actúan sobre lo que oyen y reconocen que es Dios. Pero ahora, mientras Uds. digan: “Bueno, pudiera no ser. Pudiera ser que quizás ese predicador me está diciendo algo mal. Quizás yo....”

Alguien me escribió aquí no hace mucho tiempo. Y decía: “Hermano Branham”, decía, “le digo a Ud., todos nosotros creemos que Ud. es un profeta”. Decía: “Mientras el Espíritu del Señor está sobre Ud., y está Ud. discerniendo a la gente y cosas como esas (ese discernimiento), nosotros sabemos que eso es un profeta. Pero”, decía, “su enseñanza es horrible”. No. Bueno, hermano, Ud. ni siquiera sabe lo que significa un “profeta”. ¿A quién vino la Palabra del Señor? Al profeta. ¿Qué significa “profeta”? No sólo significa uno–uno que ve de antemano, o uno que predice, o dice de antemano. Un “profeta” significa esto: que eso se le da a él para vindicar que él es un intérprete de la Palabra Divina. Absolutamente. ¡Gloria! ¿Cómo puede Ud. ser tan dogmático? Eso demuestra que Ud. es carnal, cuando la gente hace eso. Ellos tienen un poquito de credo, o de algo, a lo que ellos se aferran, que ellos van y leen ese catecismo o dicen alguna otra cosa; pero cuando se trata de la Palabra de Dios, hermano, ellos saben tocante a Ella tanto como lo que un Hotentote sabe tocante a un caballero Egipcio. Ahora, eso es correcto.

El Espíritu Santo da testimonio. Dios envía señales y prodigios. Eso es el por qué Uds. encuentran campañas de sanidad entre la gente Pentecostal: ella ha recibido el Espíritu Santo. Hay algo en ella que le dice que Dios es real. Ella se aferra a eso, y lo cree. Esa es la razón que los Metodistas y Bautistas están saliendo fuera; Dios los ha llamado. “Todo lo que el Padre me ha dado, vendrá a Mí”. ¡Aleluya! Me siento que voy viajando. Sí. “Todo lo que el Padre me ha dado, vendrá a Mí”. Correcto. Dios toca; Uds. sólo contesten.

Ahora, Elías dijo: “Yo he hecho todo esto a Tu mandato. Lo que Tú me mandaste hacer, Señor, yo lo he hecho. Yo oí Tu Voz; yo reconocí que fuiste Tú; y yo estoy actuando. Todavía no ha caído nada de fuego, pero aquí está el buey; aquí está el agua; aquí están las piedras; aquí está todo. Todos están en contra de mí. Yo me paro solo, pero yo estoy actuando”. Amén. “Mi mamá dijo que si yo iba otra vez a la reunión, que ella me iba a correr del hogar. Mi papá dijo que él iría y me sacaría de un tirón de la reunión y me pisotearía, pero Señor, aquí estoy. Yo oigo; yo reconozco; yo estoy actuando”. Eso es. ¡Amén! “Mi esposo dijo que me iba a correr”. “Mi esposa dijo que no podía regresar más al hogar”. ¿Qué importa eso? Ud. oye; Ud. reconoce; y Ud. está actuando. ¡Amén! A mí no me importa lo que diga el vecino, lo que diga alguien más. Oígalo; reconózcalo; y actúe sobre ello. ¡Amén!

Elías dijo: “Yo hice todo esto a Tu mandato, Señor. Tal como Tú me dijiste, yo te oí; yo reconocí que eras Tú, y yo estoy actuando sobre ello. Ahora, allí está. Señor, sea reconocido hoy, que yo he dicho la verdad, y esto eres Tú”. Y en ese momento el fuego empezó a caer. Ud. sólo tenga las cosas listas. Ud. oiga la Palabra de Dios, y sepa que es una promesa de Dios. Dios prometió a Elías que El haría eso. No hay... no hubieron los suficientes sacerdotes en esa provincia que se lo quitaran por explicación, no hubo el suficiente–suficiente poder de rey en Acab como para engañarlo. El sabía que Dios había... El había oído a Dios; él reconoció que era Dios; él estaba haciendo exactamente lo que Dios le dijo que hiciera. De esa manera Uds. tienen que venir. De esa....

Si esta convención, si esta convención Pentecostal de Uds. hermanos interdenominacionales, y hermanos denominacionales, o lo que Uds. sean, Pentecostales, si Uds. únicamente reconocieran que estamos viviendo en los últimos días, justo antes de la Venida del Señor, si Uds. comprendieran que nuestras iglesias están llegando al colmo, la natural y la espiritual están llegando a ese conflicto; tiene que ser de esa manera. Esa es la razón que Dios está llamando a salir fuera de los Metodistas, Bautistas, Católicos, Presbiterianos, todo lo demás, recibiendo el Espíritu Santo, porque es Dios moviéndose. Ellos están actuando. Si nosotros únicamente pudiéramos captar esa visión, habría un avivamiento que empezara en estos campamentos y nunca nos iríamos de aquí otra vez. Correcto. Serían unos momentos maravillosos, si nosotros pudiéramos oír y reconocer que es la promesa de Dios: “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de Mi Espíritu sobre toda carne”. ¡Oh!, si Uds. únicamente pudieran reconocer que es la promesa de Dios. “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio. Estas señales seguirán a los que creen”. No importa lo que diga el mundo intelectual, Uds.–Uds. no se asocian con eso. Uds. oyeron; Uds. reconocieron que era la Palabra de Dios, porque está en la Biblia; entonces Uds. actúan sobre eso.

Yo recuerdo que mi propio padre me echó fuera de la casa. Yo traía mi ropa en una bolsa de papel. El dijo: “Tú no puedes actuar de esa manera aquí”. Yo dije: “Hay un gran mundo entero aquí, en el cual actuar de esa manera”, así que yo–yo me fui. Seguro. Yo tenía el Espíritu Santo, algo quemando en mi corazón. Yo había oído; yo lo creí; yo lo recibí. Yo reconocí que eso era la promesa de Dios: “Y derramaré de Mi Espíritu... “Estas señales seguirán...” Para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos...” (Ese fui yo). “El que quiera, venga...” Ese fui yo. Yo usaba unos anteojos muy gruesos. Mi cabeza me daba vueltas todo el tiempo con astigmatismo. Yo únicamente era un muchacho, pero yo creía en sanidad Divina. ¿Por qué? Yo oí; yo reconocí que era la promesa de Dios.

Yo fui a mi propia iglesia Bautista, y le dije al pastor. “¿Tiene Ud. aceite para ungir?” El dijo: “¿Para qué quieres aceite para ungir?” Yo dije: “Yo quiero ser ungido”. Dijo: “¿Para qué?” Yo dije: “Estoy enfermo”. “¿Qué es lo que te pasa?” Yo dije: “Yo no puedo... mis ojos están mal. Casi no puedo ver. Me quito estos anteojos, y ellos tienen que guiarme para todas partes: astigmatismo”. “Oh”, él dijo: “Billy....” Yo dije: “Correcto. Si Ud. no tiene, yo se lo traeré a Ud.” Y fui allá y conseguí aceite, y oré sobre él, y vine y se lo di a él. El me ungió con aceite de esa manera. Yo dije: “¡Aleluya!” Y me fui. Eso fue todo.

El doctor dijo que si yo comía un solo bocado de comida sólida, me mataría. Dijo que mi estómago no era más que una úlcera grande sangrante. Y me fui a casa, y mi papá estaba sentado allí. Y teníamos pan de maíz y frijoles, y–y Uds. saben cómo vive la gente pobre, y... Y yo dije (nunca orábamos por la comida), y yo dije: “¿Inclinarían sus rostros un momento, por favor?” Y yo sé que mi papá me miró, y mi mamá me miró raramente. Yo dije: “Dios, yo no sé cómo orar, pero de alguna manera u otra, yo te creo. Yo creo que Tú me sanaste. Yo he sido ungido. Y yo estoy tomando Tu Palabra”. Ahora, mamá me había preparado agua de cebada, y jugo de ciruela. Y eso es todo lo que yo había estado comiendo: eso, y galletas “graham”, como por un año. Y mamá dijo: “Tú no... ¿Qué vas a comer?” Yo dije: “Un poco de frijoles y pan de maíz y deme un pedazo de esa cebolla”. Y, bueno, ella pensó que había perdido mi mente. Ella llamó al doctor. El doctor dijo: “¡Eso lo matará tan pronto que llegue a su estómago!”, dijo, “¡lo matará! Le–le dará una indigestión aguda; ¡él se morirá!” Yo dije: “El doctor dijo eso, pero yo he oído; yo creo; yo he recibido; y yo voy a actuar sobre lo que yo creo”. ¡Aleluya! Correcto. Yo lo oí. Yo reconocí que esta era la Palabra de Dios, esta Biblia. Provenía de la Biblia: “La oración de fe salvará al enfermo...” “Todo lo que pidiereis al Padre en mi Nombre, Yo lo haré”. Eso es lo que El dijo. Yo reconocí que era la Palabra de Dios; era Dios hablándome, así que yo entré en acción. ¡Oh, hermanos, lo que sucedió!

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