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61-0210

Cita del Mensaje de William Marrion Branham:
Y así que, eso es; es amor. Aunque yo sé que si yo hiciera algo mal, yo creo que Dios me perdonaría por eso. Pero, ¡oh, hermanos!, yo no lo querría lastimar a El. Yo no querría hacer nada para lastimarlo. Yo lo amo muchísimo. Bueno, de esa manera debemos vivir por Dios: enamorados de El. Amar, amar tanto que se amen los unos a los otros. Jesús dijo: “En esto conocerán todos que sois Mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. No porque Uds. son Metodistas, o Bautistas, o Luteranos, o Pentecostales, sino porque se aman los unos a los otros. Y eso es lo que yo siempre he tratado de hacer, es derrumbar estas pequeñas paredes de separación y hacerlas a un lado para que yo pueda decir: “Nos amamos los unos a los otros”. ¿Ven? Pero, ¿ven?, mientras hagamos las cosas que estamos haciendo... Las encontramos en sombras allí en la Biblia en donde ellos lo hicieron en el principio. Y Uds. ven lo que les sucedió a ellos. “Y todo esto sucedió como ejemplos”, dice Hebreos. Ahora, nos damos cuenta, que es la misma cosa hoy. Nos aislamos y nos ponemos fríos e indiferentes, y nos establecimos en este monte por cuarenta años en lugar de entrar a la tierra prometida.

Así que ¡el polvo!, del polvo hasta las estrellas. Del polvo de la tierra, de lo que estamos hechos, hasta las estrellas resplandecientes en Gloria. “Mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará, y ellos resplandecerán como las estrellas a perpetua eternidad”. Daniel 12. Sí, ellos lo harán. Sólo piensen: esa estrella de la mañana no ha perdido nada de su belleza desde que Dios la colgó allí en el–en el sistema solar. No ha perdido nada de su belleza. Pasarán billones y billones de años, y todavía estaremos resplandeciendo en Gloria. Sí, señor. Es sólo una muestra, es sólo un ejemplo.

Yo quiero decir algo aquí, y yo tengo miedo decirlo. Y yo... ¿Está bien, hermano? ¡Oh! Ahora, uno tiene que tener cuidado cuando está... especialmente con la gente; ellos lo mal entienden. Ahora, yo creo que los tres de una trinidad, son uno, como sabemos. Ahora, yo creo que Dios tuvo tres Biblias, si Uds. se fijan bien. Ahora, la primera Biblia que El escribió fue en los cielos, el zodíaco. Ahora, yo sé que Uds. se pueden ir a un extremo con eso, y se pueden ir a un extremo con cualquier otra cosa. Pero verdaderamente, si Uds. se fijan en el zodíaco, ¿cómo empieza? Empieza... lo primero en el zodíaco es la virgen; lo último en el zodíaco es Leo el león: la primera y la segunda Venida de Cristo. La primera vez por medio de la virgen, la siguiente vez como el león de la tribu de Judá. Uds. ven los peces cruzados en eso; esa es la edad de cáncer por la que estamos pasando. Todo en los cielos declara a Dios. Ciertamente que lo declara. Y el pueblo de Dios debe mirar hacia arriba, comprendiendo que Dios no está en la tierra, sino que El está en el Cielo. El escribió la primera Biblia.

Ahora, la segunda Biblia que El escribió, fue con Enoc, en los tiempos de la pirámide, allá en Egipto. Yo he estado allí, y tal vez muchos hombres y mujeres aquí han estado allí. Si Uds. se fijan en esas pirámides, no las pudiéramos reproducir. Son muy grandes, muy gigantescas. Geográficamente están tan perfectamente en el centro de la tierra, que no importa en dónde esté el sol, nunca hay una sombra alrededor de ellas. Y ellas tienen toneladas y toneladas y toneladas de rocas allá arriba, que... ellos argumentaron tocante a eso en una ocasión. Nosotros lo solíamos discutir en la escuela, de cómo ellos la edificaron. Bueno, el muchacho, mi oponente, dijo: “Ellos las subieron rodando”. “Bueno”, yo dije: “Eso–eso... Bueno, no lo pudieron haber hecho”. Yo sé que uno no puede coger un vagón y descargarlo y ponerlo en la vía del ferrocarril y poner bastantes hombres alrededor para empujarlo. Aun si está descargado, uno no lo puede empujar. Yo los he visto intentarlo muchas veces. Uno únicamente puede poner allí un solo grupo de hombres. El siguiente grupo tiene que empujar contra la espalda del siguiente hombre. ¿Cómo va uno a empujar una–una roca hasta allá arriba en el aire, como de una media manzana de ciudad, que pesaría mil toneladas? Lo que ellos tenían entonces era poder atómico (así como ellos lo tienen ahora), y ellos la edificaron. Y con eso ellos sacaron a la tierra de su órbita; pues siendo alejada del sol en esa posición inclinada, trajo las lluvias y–y destruyó la tierra con agua. En esta ocasión, la van a arrojar directamente hacia el sol y la van a quemar otra vez. Es tan perfecto como puede ser.

Pero fíjense en la edificación de la pirámide; miren, observen esto. ¿Tienen un billete de un dólar en su bolsillo? Yo–yo pienso que yo tengo uno. Así que, si Uds. se fijan en la parte de atrás de su billete de un dólar, ¿por qué ellos tienen la pirámide allí que dice: “El gran sello”? ¿Se han fijado alguna vez en su dólar americano? “El gran sello”. Fíjense en esa pirámide también, cómo empieza en la base y continúa subiendo así, llegando a la minoría, a la minoría. Y ¿se fijaron? La piedra de corona ni siquiera está sobre ella; ni tampoco la pirámide está coronada. ¿Por qué? La Piedra de Corona fue rechazada, Jesucristo, la Cabeza de ello; exactamente correcto. Ahora, fíjense, en la edad Luterana, ¿qué vivimos? Justificación muy aquí abajo, colocando las piedras del fundamento; Lutero. En Wesley, creímos en santificación; llegamos a ser la minoría. Pentecostés, el Bautismo del Espíritu Santo, más arriba, todavía en la minoría. Pero fíjense bien: la Iglesia que sigue hasta el fin de ello, sigue hasta el fin de eso, esa Iglesia va a tener que ser tan perfectamente igual que el ministerio de Jesucristo, para que cuando esa Piedra venga, se asiente perfectamente en la ranura. ¡Oh, aleluya! ¡Oh!

Si Uds. lo pueden captar, y saber de lo que estoy hablando... El mismísimo ministerio que Jesucristo tenía aquí en la tierra, cuando regrese, el mismísimo ministerio de Pentecostés, no se tendrá que ensanchar en una organización, sino que se tendrá que moldear en Cristo, al grado que la Piedra Principal y la Iglesia encajará una con la otra. Y esas piedras están tan unidas, que Ud. ni aun puede tomar una navaja de rasurar e ir alrededor y encontrar una hendidura en donde fueron puestas una sobre la otra. Y a eso es a lo que la Iglesia tiene que llegar, a ser tan parecida a Cristo. Y miren lo que tenemos que hacer entonces: ser cortados y circuncidados y partidos en pedazos, y formados y moldeados a la imagen de Jesucristo hasta que esa Iglesia y la Corona se unan perfectamente. Miren la sombra de mi mano en la pared. Cuando está lejos de mí, está extendida. A medida que se acerca, se junta más. Ya no son dedos grandes; se está haciendo más pequeña y pequeña y pequeña; se está haciendo más oscura, y oscura, y oscura, hasta que la sombra, el negativo, y el positivo llegan a ser uno. Y de esa manera es en la Venida; la Iglesia se tiene que moldear Ella misma al grado que no tenga una mancha, ni arruga en Ella. ¡Amén! Ahí está esa segunda Biblia.

La tercera fue escrita en papel, porque ésta es esa gran edad educacional en la que estamos viviendo. Y ni una... ninguna de ellas se contradice una a la otra. Así que ¿ven Uds.?, el gran sistema solar habla de Cristo. Todo lo que Uds. ven habla de Cristo, si tan sólo lo miran. Miren a la iglesia hoy en su condición: débil, descarriada, ha regresado al mundo. Eso habla de Cristo, de exactamente lo que El dijo, que El estaría a la puerta y tocaría. Y que... fue echado afuera; lo echaron fuera a El al organizarse, y lo echaron afuera; sus credos y demás lo echaron fuera a El. Pero El todavía se para a la puerta, y está tocando y dice: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo”. Correcto. Los está tratando de cortar y llevar a un punto para que cuando venga la gran Piedra de Corona, el ministerio que está en la Iglesia y la Piedra de Corona se unan como un imán. Se sellarán juntas. ¡Oh, Dios!, ayúdanos a tener... Estará allí. No se preocupen; estará allí. El dijo que estaría allí. Así que preparémonos para encontrarnos con esa Piedra de Corona. Amémonos y proyectemos nuestras vidas en Cristo y seamos sinceros y quedémonos con la Palabra, para que cuando El venga encajemos con El, como cuando un guante le queda justo a una mano, de esa manera, con El. ¡Oh, esa es la Iglesia por la que Dios está esperando! Sí, señor.

Ahora, El era... Comprendemos que fue desde el polvo ahora, en el capítulo 13, hasta el capítulo 15. Ahora, nos damos cuenta... Lo dejamos anoche en donde él había hecho una cosa hermosa, Abraham. Su hermano descarriado, Lot, se fue a Sodoma y llegó a ser un gran hombre allí y se salió de la voluntad del Señor. Entonces, ¿deberíamos buscar un lecho de rosas? ¿Deberíamos pedir el camino fácil? No. El escritor antiguo solía escribir... escribió una alabanza: “¿Debo yo ser llevado al Cielo en un lecho de rosas, mientras otros pelearon para ganar el precio y navegaron a través de mares sangrientos? No, yo debo pelear si debo reinar. Aumenta mi valor, Señor”. Eso es. Nosotros no pedimos cosas fáciles. Hoy la iglesia está queriendo sólo dormirse y alejarlo al abanicarse con alguna clase de teología, Uds. saben: “Sí, nosotros lo creemos. Sí, Uds. están bien; únanse a la iglesia, eso es todo lo que Uds. tienen que hacer. Traigan su carta de la Metodista a nosotros Bautistas. Y–y si los Unitarios no los quieren, nosotros Trinitarios los queremos. Así que, aquí estamos, que Dios bendiga su corazoncito”. ¡Oh, hermanos! ¡Mmm! Esos no son Cristianos. Eso es hibridez, religión híbrida. Yo prediqué sobre eso no hace mucho tiempo.

Todo lo que es híbrido, está contaminado. Y la religión se ha cruzado al alejarse de esta Biblia para entrar en organización o en denominación, o en credos de iglesia, se ha hibridado. Ahora, miren: un híbrido produce arte más her-... hermoso, un producto más hermoso. Uds. por ejemplo tomen el trigo... Nosotros tenemos maíz, maíz híbrido, es el mejor maíz que hemos tenido, pero no es bueno. Uds. tomen ese maíz híbrido y plántenlo de nuevo; no se puede reproducir otra vez. El mejor trabajador que tienen, es un mulo. Su–su madre era una–una yegua; su padre era un asnito, o mejor dicho, un burrito. Y ellos... ese mulo no puede producir otro mulo; no se puede reproducir. Y lo que tenemos hoy es un montón de religión híbrida de mulo. Exactamente correcto. Cruzados de la Metodista a la Bautista y a la Pentecostal y a credos Presbiterianos y a denominaciones, al grado que no tenemos nada. Si hay alguna cosa que yo aborrezco mirar, es a un mulo. El–él no tiene afectos en lo absoluto. El hace para atrás esa cabeza grande y larga, Uds. saben. Y uno le habla, le dice: “Andale, mulito, ándale, mulito”, y él hace: “¡Ji-ja!, ¡ji-ja!, ¡ji-ja!, los días de los milagros ya pasaron; aprendimos eso en el seminario, ¡ji-ja! No hay tal cosa como el Bautismo del Espíritu Santo, ¡ji-ja!, ¡ji-ja!”, no tiene afectos en lo absoluto. El no sabe quién era su papá, él no sabe quién era su mamá, y él no puede avanzar, sino hasta allí.


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