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Jehová Jireh MP3 - William Marrion Branham

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61-0212m

Cita del Mensaje de William Marrion Branham:
Cuando Dios le contesta la oración a Ud. una vez, entonces Ud. sabe que El es un Dios que contesta la oración. ¿Es correcto eso? [La congregación dice: “Amén”–Ed.] Ahora, ¿cuántos aquí han recibido el Espíritu Santo?, levanten sus manos, todos los que tienen el Espíritu Santo. Ahora, ¿cómo pudieran dudar la sanidad? ¿A cuántos aquí alguna vez se les ha contestado la oración?, veamos sus manos. Seguro. Entonces El es un Padre que contesta la oración, ¿no es El? Ahí lo tienen. ¿Captaron la idea? Si Uds. necesitan algo, pidan. Si tienen falta de sabiduría, pídanla a Dios. ¿Ven? El se las dará a Uds. Ahora, Abraham supo que él se había aferrado a esa promesa, y que El la había cumplido. ¿Ven? Así que Uds. ven que el niñito nació. Así que el Señor dijo: “Ahora: Yo voy a hacer a esa gente allí en las Asambleas de Dios, allí en Long Beach, en dos mil quinientos años contando desde este momento, Yo les voy a dar una seguridad verdadera, y les voy a dar a saber a toda la Simiente de Abraham que–que Yo soy un Dios que contesta la oración, y que cumplo Mis promesas a Mi pueblo”.

Así que El dijo: “Yo voy a tomar a Abraham, porque Yo sé que él me cree, y Yo le voy a pedir... Yo le dije que lo haría un padre de naciones. El esperó veinticinco años, y ahora él tiene casi ciento cuarenta y cinco años de edad, o mejor dicho, ciento doce años de edad”, algo así. “Ahora, Yo le voy a decir que tome ese muchachito que él estuvo esperando, y que lo lleve al monte y lo mate. Abraham me obedecerá”. Ahora, ¡qué prueba fue esa para Abraham! Piensen de lo que fue eso. Ahora, estamos en Génesis 22. Ahora, como... El no, quizás, no le quiso decir a Sara. El no quiso ir y decirle: “Sara: voy a matar a Isaac esta mañana”. No, él no quiso hacer eso, así que él sólo se levantó temprano, cortó la leña, la cortó, dice la Escritura. La puso en un... probablemente en un pequeño morral de alguna clase, y la echó sobre el lomo de la mula, y tomó a los siervos y tomó a Isaac. Y ellos caminaron tres días de viaje.

Ahora, cualquier hombre... yo puedo caminar treinta millas [48 km.–Trad.] en un día. Yo solía patrullar; yo caminé por siete años, treinta o treinta y cinco millas cada día [48 km. y 56 km., respectivamente–Trad.] por lo desolado. Y ahora tenemos pies de gasolina. Y los hombres en aquellos días que tenían que caminar adondequiera que iban... Abraham probablemente podía, en su condición juvenil en ese entonces, probablemente podía fácilmente caminar cien millas [160 km.–Trad.] en tres días. Ahora, miren, él estaba a tres días de la civilización. Y entonces él alzó sus ojos y vio el monte de lejos, que el Señor le mostró. Ahora, fíjense bien adónde él se fue. Miren, entonces cuando él llegó cerca de allí, él detuvo la mulita, y la ató, tomó la leña, y la puso en el hombro de Isaac. Y él dijo... Ahora, escuchen esto. ¡Oh, esto es tan hermoso! Es un... Quisiera que tuviéramos mucho tiempo sobre esto. ¿Ven? ¡Es tan hermoso! El dijo: “Esperad aquí con la mula. El muchacho y yo iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos”.

¿Cómo va a volver él? El lo iba a matar. ¿Cómo es que va a volver él? Pero qué... Tomaríamos Hebreos si tuviéramos... mejor dicho, Romanos el capítulo 4, si tuviéramos tiempo de pasar por él. Pero Abraham dijo esto en su corazón: “Yo lo recibí como uno de entre los muertos, y estoy completamente convencido que Dios es poderoso para levantarlo de los muertos”, un tipo perfecto de Dios dando a Su Hijo unigénito. ¿Ven? Abraham ofreciendo a Isaac, Dios dando a Su Hijo, y dando una seguridad, porque Dios ya le había dicho: “Yo te he–Yo te he hecho un padre de naciones”. Ahora, El ya le había dado la promesa, y él supo sin una sombra de duda, que él iba a ser padre, él ya lo era. No “Yo te haré”, sino “Yo te he hecho. Yo ya te he hecho”.

Y de esa manera es su sanidad; El ya lo ha hecho. Unicamente hay una sola cosa que Uds. tienen que hacer: aceptarla. De esa manera es con su salvación; únicamente hay una sola cosa que tienen que hacer: aceptarla. Leyendo ese artículo esta mañana de ese escriba Bautista, que el hermano estaba repartiendo, me fijé que ese predicador Bautista se paró y miró eso; lo miró directamente en la cara, él dijo: “Yo quiero esa bendición Pentecostal”. Dios no hace acepción de personas, en otras palabras. Y él la recibió. Y él tuvo grandes reuniones en Chicago con Moody, y fue un ministro Bautista sobresaliente.

Porque si Dios se lo da a saber a Ud., que es para Ud., entonces es suyo; le pertenece a Ud. Si Ud. es un pecador y algo dice [Hermano Branham toca en el púlpito–Ed.]: “Yo soy el Señor que te salva”, esa es la Voz de Dios. Voltee, póngale atención, acéptela, y siga adelante. Si El nunca toca, bueno, Ud. sencillamente no lo puede hacer. “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia”. Correcto. ¿Ve?, si Dios toca a su corazón, ese es el privilegio más grande que Ud. alguna vez tuvo en su vida, que cualquiera tuvo, es que Dios le dé a Uds. una invitación que venga a El. Ahora, nos damos cuenta que Abraham tenía fe, porque él había esperado veinticinco años por el hijo. Y ahora Dios le dice que tome al mismo hijo y que lo mate. Ahora, ¡qué prueba fue esa! Pero Abraham nunca dudó de la promesa de Dios. El dijo: “Si Dios me lo dio de entre los muertos, Dios es poderoso para levantarlo de entre los muertos. Yo seguiré adelante, porque El me dijo que yo era padre de naciones”.

Ahora, ¿ven?, el diablo trató de hablarle a su conciencia y decirle: “Abraham, si... Tú sabes que amas a Dios”. “Oh, sí, yo amo a Dios”. “Bueno entonces, si tú lo amas a El, ¿cómo vas a destruir la–la mismísima evidencia y la única cosa que puede probar que tú serás un padre de naciones?” ¿Ven? “¿Cómo vas a hacer eso? ¿Cómo vas a ser tú un padre de naciones si destruyes tu... la única simiente que tú tienes, es este muchacho que fue prometido venir por medio de esta mujer? Y ahora, ¿cómo lo vas a cumplir?” “Bueno, si Dios me dijo que yo era padre de naciones, depende de El que lo cumpla. Dios lo dijo, y eso lo concluye”.

¿Captan la idea? “¿Cómo voy a poner... ser sanado si el doctor me dice que voy a morir?” Dios así lo dijo, y eso lo concluye. Esa es la idea. “¿Cómo voy yo a hacer esto?” “¿Cómo puedo extender mi mano en medio del aire y encontrar algo que baje, un elemento, y me sane?” Yo–yo no sé. ¿Cómo pudieron Uds. extender su mano allá y encontrar algo que los salvó? Eso es. ¿Ven?, eso es más grande que la sanidad, mucho más grande que la sanidad, porque les cambia a Uds. toda su disposición, les cambia su mente, les cambia sus pensamientos, cambia todo en Uds. Así que es más grande en ese sentido. Miren, pero Abraham creyó a Dios. Ahora, fíjense bien lo que sucedió. ¡Oh, yo pienso que esto es hermoso! Ahora, fíjense bien. Abraham no cargó la leña; él puso la leña sobre la espalda de Isaac (¿ven?), sólo mostrando que en unos cuantos cientos de años después, que Cristo, la verdadera Simiente de Abraham, cargaría Su propio tajo de sacrificio subiendo el Gólgota. Cuando Uds. ven a Jesús subiendo el Gólgota, o quiero decir, a Abraham y–y su hijito Isaac subiendo, e Isaac cargando esa leña, eso era una sombra de Jesucristo subiendo el Gólgota, yendo a un sacri-... ¡Obediencia!

Y Uds. saben que el pequeño Isaac se empezó a poner sospechoso. Y él dijo: “Padre”, dijo él, “tenemos el fuego aquí; tenemos la leña aquí; tenemos todo listo, pero, ¿dónde está el cordero, para el holocausto? ¿Dónde está?” El empezó a mirar para todos lados: “Yo veo todo menos una cosa”. ¡Oh, hermanos! “¿Cómo va a ser?” Y miren la voz firme de Abraham, cómo él le contestó a su hijo. El no... Miren, quizás él no supo lo que él dijo; él dijo: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto”. Dios proveerá, Jehová-Jireh, el Señor se proveerá por Sí mismo de un sacrificio. ¡Oh, me gusta eso!, ¿a Uds. no?


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