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Veamos A Dios MP3 - William Marrion Branham

59-1129
Cita del Mensaje de William Marrion Branham:
Por supuesto, Dios está en Su universo. Ninguno que tiene su mente cabal podría pensar de... Vaya allá a Los Angeles, al monte Palomar, en alguna parte, y mire a esa... a esas fotografías que ellos han tomado. Y ese gran observatorio, en donde uno puede ver ciento veinte millones de luz espacial. Convierta eso en millas y vea hasta donde Ud. iría. Bueno, Ud. sumaría una hilera de nueves por toda esta ciudad, y todavía Ud. no pudiera convertirlo en millas. Sin embargo, más allá de eso todavía están los sistemas solares, más allá. Y cuando una persona mira eso, sólo hay una cosa que Ud. puede hacer, es levantar sus manos y cuán... cantar: "¡Cuán grande es Dios! ¡Cuán grande es Dios!" Cada uno girando perfectamente, a tal grado que ellos pueden decirles a Uds. del eclipse del sol y de la luna, veinte años antes que suceda, al minuto: está tan perfectamente sincronizado por Dios.

Y luego, si Uds. sólo se fijaran en la naturaleza, cómo es que Dios se mueve entre Su universo. Cómo es que la tierra está inclinada sólo un poquito para juntar el viento caliente y frío, para hacer lluvia que riegue sus cultivos. Cómo es que Dios vive en Su universo. ¿Creen Uds. eso? Seguro que sí vive.
Y hace tiempo yo estaba hablando con una persona que... sobre el tema de Dios. Y fue allá en... en Kentucky. Y él me dijo... El era un ateo. El Sr. Wood y yo habíamos estado cazando ardillas, y fuimos allá para pedir si podíamos cazar en su propiedad. Y él dijo: "Oh, vayan", él dijo.

El Hermano Wood dijo: "Soy yo y mi-mi pastor que queremos cazar".

El dijo: "Wood: ¿me quieres decir que tú has llegado tan bajo, al grado que tienes que cargar un predicador contigo todo el tiempo?"

Y él dijo: "No, este es sólo mi pastor". Dijo: "A él le gusta cazar". Y dijo: "Yo...."

Y yo había estado acampando por como unas dos semanas, con una barba como de media pulgada [como casi de 1.5 cm.-Trad.] de larga, y-y sucio a más no poder, por estar durmiendo en el suelo, de la manera que estábamos acampando. Yo estaba allá descansando. Y esa es mi manera de descansar, porque yo encontré a Dios en la naturaleza. Esa fue mi primera Biblia, fue Dios en Su naturaleza, en Su universo.

Y él dijo: "Bueno", él dijo, "está bien, creo yo, en asociarse con predicadores". El dijo: "Pero, ¿sabe Ud.?, yo tengo mi idea acerca de esas cosas". El dijo: "Yo no creo en ninguna clase de religión". Y había otro hombre sentado con él. Y-y continuamos hablando acerca de religión (ellos lo hicieron), por un rato. Y yo sólo me quedé allí, comiéndome una manzana que levanté del suelo.

Y él, este hombre anciano que se suponía ser un ateo, él dijo: "Yo con frecuencia me he preguntado... Me gustaría encontrar a un predicador". Y dijo: "Ese es aquél que estuvo aquí en Acton en esa ocasión". El dijo: "¿Sabe Ud.?, la hermana anciana de aquí en la colina; no recuerdo su nombre ahorita". Dijo: "Ese hombre estuvo allí en el campamento Metodista", auspiciado por la iglesia Metodista. Eso es extraño, pero sucedió. Y estábamos teniendo una campaña de sanidad.
Ahora, Uds. Metodistas deberían creer eso. Juan Wesley creía en ello. Seguro que sí creía. Todos los primeros reformadores creyeron en sanidad Divina.

Y él dijo: "Parado en la reunión en esa noche, él le habló a la hermana de esa mujer anciana de aquí, a la cual mi esposa y yo y su esposo, todo lo que le podíamos hacer (ella estaba casi muerta por el cáncer, y los doctores la habían desahuciado semanas antes), era ponerla en un orinal cada mañana". Dijo: "Ella estaba en esa condición". Y dijo: "Su hermana asistió a esa reunión. Y ese predicador dijo el nombre de esta mujer, y le dijo que fuera y pusiera un pañuelo en esta mujer con el cáncer, su hermana. Y ella lo hizo esa noche. Y a la mañana siguiente, ella hizo jamón y huevos, y cocinó pasteles fritos de manzana para desayuno, y se lo comió". El dijo: "Yo quiero un día encontrar a ese predicador". Yo sólo me quedé allí.

Y yo dije: "¿Conocería Ud. al predicador?" El dijo: "No, yo no lo conozco". Y el Hermano Wood me miró y me guiñó el ojo. Y yo dije: "¿Me quiere decir Ud. que no cree que hay Dios?" El dijo: "Yo no lo creería a menos que lo pudiera ver".

Yo dije: "¿Cuántos años tiene ese árbol de manzana?" "Oh", él dijo: "Yo lo planté allí hace como unos cuarenta años".

Yo dije: "Sólo es el principio de septiembre; no hemos tenido clima frío o nada. Dígame, señor: ¿qué es eso que habla?, ¿qué Inteligencia le habla a ese árbol y hace que esa savia baje a las raíces y se esconda durante el invierno? Eche agua en un tronco y vea si lo hará, o póngalo en un bote lleno de ella, y vea si baja y se esconde en la tierra, evitando el clima frío. Si no haría eso, el tiempo de frío inmediatamente mataría al árbol.

Pero alguna Inteligencia baja la savia a la tierra, la saca de ese árbol, y con las hojas que caen al suelo, del árbol, la guarda tibia. Y a la siguiente primavera, antes que aun el tiempo empiece a atenuar, allí viene la savia subiendo otra vez, trayendo en ella nueva vida. Explíqueme eso. Dígame qué lo hace".

El dijo: "Yo nunca antes pensé de ello". Yo dije: "Es Dios en Su universo. Dios sincroniza todo exactamente".

El dijo: "¿Cómo te llamas?" Yo dije: "Soy el Hermano Branham". El dijo: "¡Ese es el hombre... el nombre-el nombre del hombre que estuvo allá!" Yo dije: "Eso es correcto".

El dijo: "Con toda esa barba, y cubierto de sangre de ardilla, ¿tú?" Yo dije: "Yo soy el mismo; yo-yo soy esa persona". El dijo: "¿Cómo conociste a esa mujer?" Yo dije: "Yo no la conocía".

"¿Cómo sabías que ella iba a ser sana?" Dijo: "Ella acaba de pasar aquí por el camino, ella y su esposo, hace un rato, caminando". Yo dije: "Yo no lo sabía". Dijo: "¿La sanaste tú?" Yo dije: "No, señor. Dios lo mostró; Dios la sanó; es Su sublime gracia".

El estaba comiendo una manzana, y él le dio una mordida. Y volteando su cabeza, dijo: "Puedes ir a cazar ardillas".

Miré, y las lágrimas le estaban corriendo por sus mejillas. Yo lo abracé; yo dije: "Hermano: Ud. cree en El, ¿verdad?" El asintió con su cabeza así, y se dio la vuelta y se dirigió al corral. ¡Oh, Dios está en Su universo!

Dios en Nosotros

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