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60-0417

Cita del Mensaje de William Marrion Branham:
 ¿Qué sabes Job? ¿Qué viste en esa visión? "Al fin se levantará sobre el polvo; y después de desecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cuál veré por mí mismo, y mis ojos lo verán y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí". Esa fue la más grande versión. Daniel asimismo vio un ángel, igualmente los jóvenes Hebreos vieron al Hijo de Dios, también Noé vio el arco iris, de la misma forma de Abraham vio a Dios cara a cara, pero Job vio la resurrección, él miró anticipadamente. Todos los patriarcas y grandes santos de la Biblia esperaron ansiosamente ese día, con seguridad por medio de visiones y revelaciones, que vendría un momento de resurrección. Nosotros podemos ver las grandes obras, el gran Poder de Dios, las grandes cosas que El pudo hacer. Ud. no podría mirar al sol sin reconocer que ese es el Poder de Dios que hace girar al mundo a su alrededor. No podría ver la primavera llegar sin reconocer que hay un Dios. Ud. puede ver a Dios sanando al ciego y al sordo. Pero, ¿qué si eso fuera todo, que después muriéramos y todo se acabara? Pero la resurrección fue lo que selló todo lo que Dios en la vida prometió. Tiene que haber una crucifixión antes que haya una resurrección. Antes que la iglesia pueda ver el poder de resurrección, antes que yo pueda ver un nuevo ministerio en mí y Ud. pueda entrar a un nuevo compañerismo con Dios, tiene que haber una crucifixión propia para que pueda venir una resurrección. Tenemos que morir a nuestros propios pensamientos, a nuestra voluntad y a todo lo que nos rodea; tenemos que pasar por las pruebas y tribulaciones para que de nuevo podamos ver otra resurrección (una nueva vida). Antes de que un pecador llegue a ser un Cristiano, primero tiene que morir para luego resucitar. Antes que Abraham pudiera ver a Elohim pasó veinticinco años de pruebas, antes que los jóvenes Hebreos pudieran ver al Hijo de Dios, tuvieron que ser echados al horno de fuego, antes que Daniel viera un ángel, tuvo que ser echado en el foso de los leones, antes que Job pudiera ver la resurrección, tuvo que perder todo lo que tenía, entonces la vio por medio de una visión. Si Job pudo mantenerse firme en esa promesa por medio de una visión, cuanto más deberíamos hacerlo nosotros después que Cristo ha resucitado de los muertos como las primicias de los que durmieron, enviando al Espíritu Santo como un sello de promesa sobre nosotros, para que también nosotros podamos vivir. "Porque Yo vivo vosotros también viviréis". Veamos Su majestuosa presencia entre nosotros, haciendo las mismas señales y maravillas que hizo en la tierra y dándonos esperanzas. Pero llegamos a la resurrección y nos quedamos sobre las cenizas, salgamos de esas cenizas hoy con una nueva visión, con un nuevo poder, con una nueva determinación que podamos ver a Dios en Su Poder, veamos venir la resurrección. Estamos en el tiempo de morir, estamos sentados a las puertas de la muerte, la nación está a las puertas de la muerte.

Rusia ha descubierto una nueva arma, todos Uds. escucharon eso por la radio. Ya no tienen que venir aquí y explotar esto con una bomba, sólo tienen que traer algo hasta acá, infiltrar sus espías, lanzar una cosita en cada país y todo el mundo estará paralizado durante veinticuatro horas. Pueden venir acá y cuando Ud. despierte habrá un enorme guardia ruso pateándolo en el costado, apoderándose de su hogar, violando a su esposa y echando a sus hijos a la calle. Pueden hacerlo, no soltarán nada, lo tienen. Nadie sabe lo que es, todo está andando, pueden usarla sin miedo porque nadie más lo tiene. No sabemos como vendrá ni lo que va a suceder, pero sí sabemos que estamos sobre ceniza, la nación está sobre ceniza, el mundo esta sobre ceniza. Por cuanto el mundo está sobre ceniza, me siento contento que el Espíritu de Dios pueda venir y podamos decir: "Yo sé que mi Redentor vive y al fin se levantará sobre el polvo". ¡Algún día vendrá! Con razón el poeta escribió. "Vivo me amaría, muerto salvóme y en el sepulcro mi mal enterró Resucitado, me dio justicia Un día El viene, pues lo prometió"

Antes de eso se necesitó un Getsemaní, con gotas de sangre que brotaban por Su piel. Se necesitó una agonía cruel en el Calvario, antes que viniera la prueba del Dios Eterno que podía levantar a los muertos. Se necesitó un Getsemaní y un Calvario para originar una resurrección. Seguro que sí. Cuan desilusionados estaban los apóstoles aquella mañana, al punto que Pedro dijo: "Estoy desanimado, creo que regresaré a la pesca. Lo he visto". Ellos tenían grandes esperanzas y creían hasta que llegó aquel momento oscuro. ¿Qué estaba haciendo Dios? Estaba trayendo a los Apóstoles a la ceniza, a un lugar donde la fe de ellos podría ser confirmada. Pedro Dijo: "Yo lo he visto hacer grandes milagros por toda Galilea, pero está muerto y frío en la tumba. Creo que bajaré hasta el mar esta mañana, voy a echar la red y a pescar. Así puedo mirar el mar y recordaré cuando El nos esperaba en la orilla". (Juan 21). Los Apóstoles dijeron: "¿Vamos nosotros también contigo? Estaban tristes e habían llorado hasta que sus ojos se hincharon. ¡Cómo sabemos nosotros pasar por esos momentos! ¡Cómo lo sabemos! Todos nosotros estamos familiarizados con esas cosas. Recuerdo cuando sepulté uno de mis seres queridos sobre aquella colina llamada Eastern, en el cementerio de Walnut Ridge. Allí sepulté a mi hijita. Había llorado tanto en los brazos de mamá, al punto que ya no podía llorar más, había hecho todo lo que sabía. Entonces tomé una pistola para cometer suicidio, estaba pasando por tal momento. Fue en esa hora en aquel cuartito, estaba de rodillas, cuando los cielos se abrieron y la vi en el esplendor de la inmoralidad. Fue en esa hora que sentí sus brazos sobre mis hombros y me dijo: "Bill, tú no entiendes, nosotras estamos mucho mejor que tú". Vea, se necesita una crucifixión, se necesita exprimir una flor para sacarle el perfume. Se necesita apretar una vida para sacar lo mejor que hay allí. Por eso fue que Jesús tuvo que ser molido, para sacarle lo que El tenía. Antes de la crucifixión El no pudo pararse y decir: "Todo poder me es dado en el cielo y en la tierra". Pero después de la crucifixión pudo pararse y decir: "Todo poder me es dado en el cielo y en la tierra". Pero, ¿qué lo produjo? Se necesito una crucifixión primero.

Se necesito la tribulación y el desánimo de los Apóstoles, ellos habían visto a su Salvador, el mismo que habían amado, lo habían visto levantar muertos, lo habían visto hacer eso. Entonces pensaron: "Allí está El mismo en esta mañana". Aquellos que lo habían visto abrir los ojos de los ciegos y discernir los pensamientos de los corazones de las gentes, ellos dijeron: "¿Cómo sabía El que venían por El? ¿Por qué no supo que Judas lo traicionaría? ¿Si podía discernir sus pensamientos, por qué no supo que los soldados venían por la mañana con espadas y palos para atraparlo?". Fíjese, el diablo estaba trabajando en ellos, los estaba poniendo sobre cenizas. Ellos iban a ser testimonio de: "Yo sé". No: "Yo supongo" o "quizá será así" sino: "Yo sé, yo sé": Recuerden, esas pruebas vienen sobre Ud. de la misma manera, para que Ud. no diga: "Bueno, quizá sea verdad, tal vez la Escritura es Verdad, puede que la sanidad divina está correcta, quizá el Espíritu Santo sea correcto". Cuando Ud. pasa por esa experiencia, sale de esa ceniza y recibe la revelación de Dios por el bautismo del Espíritu Santo, entonces puede gritar: "Yo sé que mi Redentor vive, porque vive en mí". Pedro dijo: "Voy a pescar", los Apóstoles añadieron: "Vamos nosotros también contigo". Allí estaban ellos sobre cenizas, en medio del mar y el problema seguía. Pudo escuchar a uno de ellos decir: "Pedro, ¿cómo pudo suceder esto? ¿Cómo pudo morir un hombre como ése? ¿Cómo pudo ser sepultado de la manera que lo fue? ¿Cómo pudo dejar que lo escupieran en Su rostro, le arrancaran la barba y le pusieran esa corona de espinas sobre Su cabeza? ¿Cómo pudo hacer eso y continuar siendo Dios? No lo puedo entender". ¡Qué desilusión!

Pero de repente miraron hacia la orilla y vieron lo mismo que Job vio cuatro mil años antes, la misma clase de revelación que tuvo Job. Allí estaba el Redentor, vivo y nuevo, parado en la orilla; había hecho fuego y había cocido pescado sobre las brazas y los invitó. Jesús ha servido una mesa, donde los santos de Dios se alimentan El invita a Su pueblo, escogido: "Vengan a cenar". Con su maná nos alimenta y suple todas nuestras necesidades ¡Oh qué dulce es cenar con Jesús todo el tiempo! ¡Cómo podemos meditar eso! ¡Cómo se necesitan esas grandes cosas! El Apóstol Pablo, aquel gran Apóstol que pasó por sus momentos de problemas cuando fue testigo de la muerte de Esteban, (Hechos 7:54-60) él vio su rostro levantado hacia el cielo mientras las piedras le golpeaban y dijo: "He aquí veo los cielos abiertos y a Jesús a la diestra de Dios…Señor, no le tomes en cuenta este pecado". Pablo sostuvo las ropas que lo pusieron sobre cenizas durante semanas, andando de aquí para allá, su mente se había contaminado tanto que iba camino a Damasco buscando una salida, como el hombre que busca una botella de Whisky para matar sus penas. El iba andando cuando una gran Luz y una voz del cielo le dijo: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" (Hechos 9:1.6). El lo vio y reconoció que Aquel era Jesús resucitado, el que él había visto morir y estaba vivo de nuevo. ¡Oh! Recuerdo mi propia vida en el camino de la destrucción, cuando oí esa dulce voz decir: "Yo soy Jesús, el que estuve muerto y vivo para siempre jamás. Porque Yo vivo tú también puedes vivir". Desde ese entonces puse mi mano en la Suya y he confiado en El pasando por momentos oscuros. Cuando llegue el momento que no puedo ver por donde voy, confiaré en El. Todo Cristiano tiene que pasar por esas pruebas, todo creyente Cristiano tiene que ser puesto sobre cenizas, para que pueda salir con una experiencia: "Yo sé que mi Redentor vive".

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