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La Historia De Mi Vida MP3 - William Marrion Branham

59-0419a

Cita del Mensaje de William Marrion Branham:
Y yo pensé: "Oh Dios, ¿quieres hacerme pedazos? ¿Qué he hecho? Tú ni siquiera me dejas morir". Y tiré el arma al suelo, y se disparó y la bala atravesó el cuarto, y dije: "Dios, ¿por qué no puedo morir y así terminar con esto? Ya no puedo seguir más. Tú tienes que hacer algo conmigo". Y me tiré sobre mi catrecito sucio y viejo y empecé a llorar.

Y debo de haber quedado dormido. Yo no sé si estaba dormido o qué sucedió.

Yo siempre he anhelado ir al Oeste. Yo siempre he querido uno de esos sombreros. Mi padre había amansado caballos en su juventud, y yo siempre quise uno de esos sombreros. Y el Hermano Demos Shakarian me compró uno ayer, el primero que he tenido (que haya tenido), como ése, de esa clase de sombreros del Oeste.

Y pensé que iba por las praderas, cantando esa balada que dice: "Hay una rueda en la carreta que está quebrada y un letrero en el rancho que dice. 'De venta' ". Y seguí caminando y miré una antigua carreta con toldo, como aquellos antiguos furgones con toldo, y una de las ruedas estaba quebrada. Por supuesto, eso representaba mi familia destrozada. Y al acercarme más, miré que allí estaba parada una - una muchacha joven, muy bonita, como de veinte años de edad, con ojos azules y su pelo rubio cayéndole en la espalda, y vestida de blanco. Al mirarla, le dije: "¿Cómo está Ud.?" Y seguí adelante.
Y ella me respondió: "Hola, papá".
Y yo regresé y exclamé: "¿Papá?" "Pues", dije, "¿cómo puede Ud. señorita...? ¿Cómo puedo ser yo su papá cuando Ud. tiene la misma edad que yo?"
Y ella me dijo: "Papá, es que no sabes en dónde estás". Y le dije: "¿Qué quiere decir?"
Y ella me contestó: "Aquí es el Cielo". Y dijo: "En la tierra era tu pequeña Sharon".
Y le dije: "Amor, tú eras una niñita".

Me dijo: "Papá, los niños no son niños aquí, son inmortales. Ellos nunca crecen ni se envejecen".

Y le dije: "Sharon, amor, eres - eres una jovencita muy bonita".
Y me dijo: "Mi mamá te está esperando". Dije: "¿Dónde?"
Ella dijo: "Allá en tu nuevo hogar".

Y dije: "¿Nuevo hogar?" Los Branham son vagabundos, no tienen hogar,... Y le dije: "Pero amor, yo nunca he tenido un hogar".
Ella dijo: "Pero acá arriba tienes uno, papá". No quiero ser un niño, pero es tan real para mí [El Hermano Branham llora.-Editor], y en cuanto empiezo a meditar en ello, recuerdo todo otra vez. Y dijo: "Acá tienes uno, papá". Yo sé que tengo uno allá y algún día me iré para allá. Ella preguntó: "¿Dónde está Billy Paul, mi hermano?"
Y yo le dije: "Lo dejé con la Señora Broy, hace unos cuantos minutos".
Y me dijo: "Mamá quiere verte".
Y yo me volteé y miré, y habían enormes palacios, y la Gloria de Dios los cubría. Y escuché un coro angelical cantando: "Mi Hogar, dulce Hogar". Y empecé a subir unos escalones largos, corriendo tan fuerte como podía. Y cuando llegué a la puerta, allí estaba ella, vestida de blanco, con su pelo negro, largo, cayendo sobre su espalda. Ella levantó sus brazos, como siempre lo hacía cuando llegaba a la casa cansado de trabajar o de otra cosa. Y la tomé de las manos y le dije: "Amor, vi a Sharon allá abajo. Se convirtió en una hermosa muchacha, ¿verdad?"
Y ella dijo: "Sí Bill". Ella dijo: "Bill", y puso sus brazos sobre mis hombros, y empezó a palmearme, y me dijo: "Ya no te preocupes por mí y por Sharon".
Yo le contesté: "Amor, no puedo evitarlo".
Ella me dijo: "Sharon y yo estamos mejor que lo que tú estás". Y dijo: "No te preocupes ya más por nosotros. ¿Me lo prometes?"
Y le dije: "Hope", le dije, "he estado tan solitario sin ti y sin Sharon, y Billy siempre está llorando por ti". Y le dije: "Yo no sé qué hacer con él".
Y ella me dijo: "Todo va a estar bien, Bill". Dijo: "Solamente prométeme que no te vas a preocupar ya más". Y me dijo: "¿No te vas a sentar?" Y miré alrededor y allí estaba un gran sillón.
Y recuerdo que yo traté de comprar un sillón. Ahora, ya para terminar. Un día, yo traté de comprar un sillón. Pues nosotros teníamos únicamente esas sillas comunes de madera, para el juego del comedor. 
Y las teníamos que usar, ya que eran las únicas sillas que teníamos. Y podíamos comprar una de esas sillas en las que uno se puede reclinar hacia atrás, como. ..se me olvida qué clase de silla de descanso era. Y costaba diecisiete dólares, y uno podía pagar tres dólares de enganche y un dólar a la semana. 
Y nos compramos una. Y oh, cuando yo venía. . .Yo trabajaba todo el día, y predicaba hasta media noche, en las calles y en cualquier lugar que podía.

Y -   y un día, me atrasé con mis pagos. No pudimos hacerlo, y pasó día tras día, y finalmente un día vinieron y recogieron mi sillón. Y esa noche, nunca la olvidaré, ella me había hecho un pastel de cerezas. Pobrecita mi esposa, ella - ella - ella sabía que yo iba a estar desilucionado. Y después de que cenamos, le pregunté: "¿Por qué me tratas tan especialmente en esta noche, amor?"

Y ella me dijo: "Mira, les dije a los muchachos de la vecindad que te consiguieran algunos gusanos para pescar. ¿No crees que deberíamos ir al río y pescar un ratito?"
Y le dije: "Sí, pero..."

Y ella empezó a llorar. Yo sabía que había algo mal. Ya tenía una idea porque ya me habían notificado que iban a venir a recogerlo. Y no pudimos cumplir con los pagos semanales de un dólar. No pudimos, nada más no pudimos hacerlo. Ella me abrazó, y yo me acerqué a la puerta y mi sillón ya no estaba.

Ella me preguntó allá arriba, dijo: "¿Te acuerdas de ese sillón, Bill?"
Y yo le dije: "Sí, amor, sí me acuerdo".
Y dijo: "¿Eso es lo que tú estabas pensando, verdad?"

Y dijo: "Bueno ellos no pueden quitarte éste, éste ya está pagado". Ella dijo: "Siéntate por un minuto, quiero hablar contigo".
Y le dije: "Amor, no entiendo esto".

Y ella dijo: "Prométeme, Billy, prométeme que tú no te vas a preocupar más. Ya te vas a regresar". Y repitió: "Prométeme que ya no te vas a preocupar".
Y le dije: "No puedo hacer eso, Hope".

Y en ese momento volví en mí, y el cuarto estaba oscuro. Miré alrededor y sentí su brazo sobre mí. Y le dije: "Hope, ¿estás aquí en este cuarto?"
Ella empezó a palmearme. Me preguntó: "¿Me vas a hacer esa promesa, Bill? Prométeme que ya no te vas a casar - a preocupar más".
Y le dije: "Te lo prometo".

Y entonces ella me palmeó dos o tres veces más, y se fue. Yo salté y encendí la luz, y miré para todas partes, ya se había ido. Pero ella solamente se había ido del cuarto. Ella no se ha muerto, ella todavía vive. Ella era una Cristiana.

Billy y yo fuimos a la tumba no hace mucho, y llevamos unas florecitas para su madre y su hermana, fue en una mañana de pascua y nos detuvimos. El pobrecito empezó a llorar, y dijo: "Papá, mi mamá está allá abajo".

Y le dije: "No, hijito. No, ella no está allá abajo. Tu hermana no está allí abajo. Aquí tenemos una tumba cerrada, pero allá al otro lado del mar está una tumba abierta, de la cual Jesús resucitó. Y algún día El vendrá, y traerá a tu hermana y a tu mamá con El".
Yo estoy en el campo de batalla hoy, amigos. Yo - yo ya no puedo decir más. Yo...     [El Hermano Branham llora.-Editor] Dios les bendiga. Inclinemos nuestros rostros por un momento.

Dios en Nosotros

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